20/9/09

El Dios de la vida y misión en comunidad.

Los tiempos que vivimos han producido una sociedad que destruye la trascendencia y la significación, y con ello se destruye la comunidad, lo que trae consigo la desintegración social, que la vemos evidenciada de diversas maneras, pero que en términos generales termina alejando al ser humano de su prójimo, terminando en una sociedad individualista, en donde priman los derechos y gustos personales, quedando excluido del medio toda posibilidad de construir comunidad.
Lo anterior no nos debe extrañar, porque desde que el ser humano salió del Edén estamos viviendo esta situación, el tema es cómo construir comunidad, sentido de pertenencia mutua, de compartir la vida generando el sentido de comunidad y particularmente el coparticipar en la construcción de una sociedad más humana y accesible para mí y mí prójimo.
Siguiendo las reflexiones anteriores con el “caso” de Moisés, llegamos a un momento clave que nos relata el pasaje de Ex. 4: 13-17. Dios estaba respondiendo a las excusas de Moisés, pero a veces con nuestras excusas comenzamos a copar la paciencia de Dios. Dios nos ha dado una vida, nos ha llamado a participar de su misión, nos ha dotado con su poder, nos ha dado los recursos de su Reino, pero igual seguimos excusándonos delante de Él; en su invitación a participar de la vida y misión que nos trae.
Moisés le dice a Dios, en realidad envía al mejor (v. 13), porque yo no estoy apto para la misión, Jehová Dios responde:
“¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.”
Que interesante que la vida y misión que le corresponde a Moisés, Dios la coloca en el contexto de la comunidad, del hermano, de la hermana, del pueblo de Dios, de la iglesia. Dios envía a Moisés, pero lo pone en el contexto de la comunidad, porque la misión tiene que ver con transformar las realidades caídas, a partir de la vivencia de ser transformado, redimido, liberado, porque se trata de formar un nuevo pueblo, una nueva comunidad , de lo caído a lo restaurado; por lo mismo debemos entender que la misión siempre es comunitaria e integral, no individualista y parcial, por eso Moisés debe aprender a descubrir que el servicio es con su hermano, con su hermana, con el pueblo de Dios, para ser modelo de todo aquello que Dios quiere hacer con la humanidad.
La restauración del sentido de comunidad en esta oportunidad pasa por el hecho de reconocerse que sólo no se puede, pero Moisés no estaba consciente de esto, había perdido el sentido de comunidad, estaba ensimismado en su individualidad, cuestión no extraña en el ser humano, pero aquí es cuando surge Dios con su respuesta, ‘la vida no la puedes desarrollar sólo’, necesitas de tu hermano y de tu hermana. Es Dios quien restaura en él, el sentido de comunidad, llevar a cabo la misión de su vida en la comunidad, con aquel que puede estar a nuestro lado y con ello dar testimonio de lo que Dios quiere hacer, construir comunidad, no eludiendo el amor en un mundo sin amor.
Que interesante esto, ya que el mismo Jesús cuando dio a conocer su misión, la puso en el contexto de la comunidad que hay en Dios, evidenciado esto en su declaración de misión en Lc. 4:18-19, y era la única forma de llevarla a cabo, esa misión que habla de lo que Dios quiere hacer con la humanidad, traer transformación de toda la realidad, redimiendo a una humanidad sin sentido de comunidad. Aquí está el eco del Edén, no es bueno que el ser humano este solo; por tanto, no reducimos la lectura sólo a la realidad de la pareja, ya que esta, es la mejor evidencia del anhelo de Dios de que el ser humano viva en comunidad, con sentido de hermandad.
Lo anterior nos debiera cuestionar el modo como estamos construyendo iglesia en un mundo afectado por el individualismo y la soledad, ya que fácilmente la iglesia se ve afectada por las “formas mundanas”, y termina siendo expresión de lo que ocurre fuera de ella, negándose la oportunidad de dar testimonio de lo que Dios en Cristo ha traído a este mundo caído, una comunidad de hermanos, pero yendo más allá, en palabras de Jesús, “ahora sois mis amigos”, una comunidad de amigos.
Moisés debió depender de su hermano Aarón, que increíble, el “líder” dependiendo de un subalterno, esto es contracultura, el punto es hasta donde estamos dispuestos a que esto sea así, que mi hermano(a) camine conmigo y que juntos construyamos comunidad, como era su caso, un nuevo pueblo que estaba dando a luz, de la esclavitud a la ciudadanía, que en medio de tanta individualidad, como era el caso de Egipto, en donde el Faraón era el centro de todo y al resto se le negaba su condición de persona, surge una realidad opuesta, hermanos y hermanas construyendo juntos comunidad, sentido de pertenencia mutua.
Si decimos que Dios es amor y que nos trae en Cristo comunidad, y que se está creando una nueva humanidad, una nueva comunidad, en donde las distintas barreras que dividen a la humanidad y que la terminan alienando, han desaparecido; debemos considerar como estamos construyendo iglesia en nuestros días, no olvidando que debe ser expresión de verdadera comunidad, y de esta manera ser señal de la realidad que Dios nos ha traído en Cristo, su Reino.
Moisés debió aprender a convivir con su hermano(a), construyendo esa nueva comunidad que Dios les estaba trayendo como un don de Él. Que nosotros en nuestros días no perdamos la oportunidad de ser parte de una comunidad donde se nos siga tratando de hermanos y hermanas.

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